Existe otra Ibiza al margen de macro discotecas y playas saturadas, lejos de hoteles de diseño y yates de lujo. Hablo de una isla rural, tradicional, auténtica, donde aún podemos disfrutar del silencio en medio de los campos de almendros, olivos, viñedos y algarrobos del Pla de Corona.
Es muy interesante descubrir, sin prisa, los paisajes de la Reserva de Es Amunts que ocupa una cuarta parte de la isla. Acercarnos caminando y hasta destrepando con ayuda de cuerdas y escaleras de madera a calas recónditas como la de Ses Balandres, con acceso difícil, peligroso, o bien a otras más amables, aunque siempre alejadas del turismo de masas, como la cala d´Aubarca o Albarca con sus cuevas y puente de piedra o bien Es Portitxol, más al norte, rodeada por las tradicionales casetas varadero de pescadores.
Las inconfundibles casas payesas, ejemplo de vivienda sostenible con excelente comportamiento bioclimático, nos acompañarán en nuestra ruta, salpicada de bellas iglesias, algunas fortificadas como la de Sant Miquel, del S.XIV-XV en lo alto del Puig de Missa. De camino, el pequeño poblado de Balàfia nos sorprenderá al integrar elementos defensivos con residenciales.
Más al norte, en el Puerto de Sant Miquel podremos visitar la interesante cueva de Can Marçà, de más de 100.000 años de antigüedad que fue utilizada hace años por contrabandistas.
Al caer el día podemos disfrutar de los atardeceres de Ibiza. Al ser invierno será necesario ir hacia el sur. Un par de bellas localizaciones son la Punta Sa Galera y Cala d´Hort con el islote de Es Vedrà al fondo.
Para el que desee visitar esta Ibiza rural es muy recomendable alojarse en Es Cucons, un hotel rural encantador, de ambiente familiar, muy cómodo y con una gastronomía excelente:
http://www.escucons.com/
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Equipo utilizado: Pentax, Tamron, Samyang y Manfrotto