En estos días hemos disfrutado del otoño pedricero. Fuimos caminando durante dos horas y media en busca de cabras montesas y las encontramos. Durante el otoño y el invierno están en época de celo y es cuando se ven a los machos combatir por las hembras, cabeza contra cabeza. En la Pedriza se introdujeron a finales de los años 90 y en menos de 20 años han pasado de 200 a más de 3000 ejemplares. Esperemos que ahora el lobo vaya controlando esta superpoblación.
Entre estos bóvidos aparecen grandes paisajes bañados por la hermosa luz otoñal. Definitivamente la Pedriza nunca decepciona...
Equipo: Pentax K 5II con objetivo de 300mm