Recuerdo que hace años íbamos a escalar prácticamente todos los fines de semana a este paisaje, de formación granítica, único en el mundo. Más tarde llegaron múltiples excursiones y caminatas de muchas horas enriscándonos entre bloques y llambrías.
Ahora regreso con mi cámara e intento descubrir esos pequeños y lejanos rincones que antes muchas veces pasaban inadvertidos. Cada vez estoy más convencido de que los "mejores" paisajes se consiguen con ópticas extremas. Por eso últimamente suelo emplear mucho un ultra angular o, como en esta ocasión, un super tele de 300mm (equivalente a una distancia focal real de 450mm). No es zoom y no me importa, pues me obliga a moverme y darle más al coco a fin de buscar encuadres atractivos.
Todo esto no es más que una reflexión, lo más importante son las fotos que deseo compartir con todos vosotr@s.
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