En la Pedriza del Manzanares observamos, en algunos bloques horizontales, curiosas oquedades circulares llamadas pilancones, que nos recuerdan a las marmitas de gigante que se encuentran en los cauces de algunos ríos. Con la llegada de las primeras lluvias se crean auténticos depósitos de agua, con formas y reflejos que nos invitan a fotografiar pequeños detalles, sobre todo a ciertas horas del día. Estos en concreto están próximos al Collado de Quebrantaherraduras, camino de la Camorza.
De vuelta al collado me llama la atención una "piedra caballera", bien colocada en perfecto equilibrio. Una vez más la Pedriza me sorprende con sus peculiares paisajes que la hacen ser un enclave único e irrepetible!