Hace
unas semanas estuve realizando un reportaje en la isla de la Graciosa, al norte de Lanzarote. Se la conoce como la
octava isla, lugar mágico, atemporal, de tan sólo 29 Km cuadrados, que pertenece al archipiélago Chinijo. Los Gracioseros son unos 660
vecinos que viven en Caleta del Sebo, una pequeña población de casas encaladas y ventanas azules, calles de arena y tranquilidad que se respira en el ambiente.
La playa de las Conchas, Montaña Amarilla, el Caletón de los Arcos, Pedro Barba, Playa Francesa...son algunos de estos paisajes que permanecerán en nuestra memoria.
Actualmente cuenta con unas 8 figuras de protección, incluyendo Reserva de la
Biosfera, Reserva Marina y Parque Natural. A pesar de estas medidas en los
últimos años han aumentado de una manera preocupante la cantidad de turistas
que llegan cada día, sobre todo en época vacacional, gracias a los numerosos
ferrys que parten de Órzola (Lanzarote). También es verdad que se ha restringido el acceso en las zonas más amenazadas de la isla. A ciertos lugares sólo es posible llegar en bicicleta (alquilada) y a otros sólo caminando.
Si bien es cierto que la mayoría de la gente visita la isla en el día y se marcha, pienso que sería interesante regular el acceso, al menos en ciertas fechas del año. En caso contrario corre el peligro de masificación que puede traer consigo un incremento de taxis todo terrenos, de comercios y restaurantes, y lo que es peor, que se acabe construyendo algún complejo hotelero o apartamentos sin ningún límite, ni criterio. Si esto llegara a ocurrir llegaríamos a romper ese frágil equilibrio, además de dañar el medio ambiente de esta isla tan peculiar, donde la calma aún existe...sobre todo al atardecer, cuando se marchan los turistas y el sol ilumina los coloristas barcos de pesca con los Riscos de Famara al fondo.
En la realización de este reportaje hemos contado con la colaboración de los apartamentos evitabeach, del taxista Alejandro y del pescador Mingo Paez.
Fotografías realizadas con equipos Fujifilm, Pentax y Samyang
