Esta mañana, caminando desde Revenga, he llegado al Ataguía del Acueducto, lugar donde captaban las aguas del río de la Acebeda para conducirlas hasta Segovia. Por el solitario sendero he realizado estas fotografías donde el melojar (robledal) aparece de forma misteriosa, entre potentes cúmulos que iban creciendo con el paso de las horas.
Imágenes oníricas que nos trasladan a un mundo donde "el bosque soñado" también existe. Tan sólo hay que salir con la cámara y encontrarlo...