Hace diez días estuve con Julio Vías, una de las mejores "plumas" del Guadarrama, acompañando a unos vaqueros de Moralzarzal conduciendo su ganado hasta los pastos altos al pie de la Pedriza. Aquí tenéis algunas de las imágenes de esta "trashumancia serrana" acompañadas con un extracto del texto de Julio vías que dentro de unos días podréis leer al completo en su blog.
"La
sierra de Guadarrama, recién declarada como el decimoquinto de los parques
nacionales de nuestro país, no es sólo un espacio ya definitivamente consagrado
para el solaz y la educación ambiental de millones de madrileños. Paradójicamente,
como contrapunto a una cultura del ocio que todo lo inunda, en estas montañas
todavía hay sitio para usos y aprovechamientos forestales y ganaderos
practicados por el hombre desde hace miles de años y que dieron lugar a oficios
seculares ejercidos por las gentes del Guadarrama, como pastores, vaqueros,
hacheros, carboneros y gabarreros. Desaparecidos casi todos ellos como parte de
los antiguos modos de vida en la sierra, y también por causas más recientes,
como es la grave crisis del sector forestal y agropecuario, hoy todavía perdura
el oficio de vaquero gracias a la demanda de una carne de extraordinaria
calidad con denominación de origen “Sierra de Guadarrama”. Las perspectivas de
futuro que se abren en la zona de influencia socioeconómica del nuevo parque
nacional ayudan también a ello.
Apenas un día después de que una parte
de la sierra se convierta oficialmente en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, hemos
acompañado a nuestro amigo José Manuel López Luna, presidente de la Asociación de Ganaderos
de la localidad madrileña de Moralzarzal, subiendo una “punta” de cuarenta y cuatro preciosas vacas avileñas a
sus pastos de verano de La
Camorza , en las inmediaciones de la Pedriza de Manzanares. Los
trabajos no son como hace siglos, cuando los vaqueros debían pasar el verano en
las majadas de los puertos vigilando las vacadas. Hoy Manolo emplea el teléfono
móvil, dos Land Rover y un camión en donde ha traído los cinco hermosos
caballos que vamos a utilizar para conducir el ganado, pero incluso con estos
medios técnicos lo que vamos a hacer no es otra cosa que el desplazamiento
anual entre los pastizales de invierno y los de verano, la ancestral dinámica que supone la trasterminancia ganadera
estacional practicada desde tiempos inmemoriales en la sierra de
Guadarrama y en otros lugares de la cordillera Central, como el puerto del Pico.
La jornada comienza con la labor no
siempre sencilla de separar las reses que han de subir a la sierra de las que
no. El escenario donde transcurre esta primera operación, la más espectacular
de todas las que vamos a contemplar hoy, es la finca que “Manolo” tiene
arrendada en la ladera de Matarrubia, que este año no se ha agostado todavía y
ofrece un aspecto espléndido tras un invierno
y una primavera extraordinariamente generosos en lluvias y nieves. Sin embargo,
nuestro amigo se queja amargamente de que el Ayuntamiento de Moralzarzal no les
permita utilizar la Dehesa Vieja
del pueblo, cuyos pastos y regueras, casi siempre rezumando agua y verdor a
comienzos de verano, han sido aprovechados por los ganaderos de la localidad durante
siglos en virtud de un derecho consuetudinario establecido ya en tiempos
medievales. La razón de este sinsentido es casi ya un tópico en el piedemonte
madrileño de la sierra de Guadarrama: el alcalde quiere construir en ella un
campo de golf.
Las vacas han de separarse a caballo, y ello
nos permite asistir al hermoso espectáculo de los jinetes al galope arreando al
ganado a través de la verde ladera de Matarrubia, lo que se nos antoja una
escena más propia de la pampa argentina o de las praderas de Norteamérica que
de la sierra de Guadarrama…"
Interesante... y estupendamente representado.
ResponderEliminarUn saludo,
Raúl
Gracias Raúl!!!
ResponderEliminarUn reportaje muy muy muy interesante. Oficios aparentemente extinguidos aún siguen llevándose a cabo con apego y respeto por la tradición secular de un pueblo, convirtiéndose ya en parte de su acervo. Me gusta especialmente la 1ª fotografía.
ResponderEliminarY también es buena noticia que haya quien se encargue de que estas industrias del ser humano, no caigan en el olvido
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo Carlos, lástima que se niegue en la dehesa de Moralzarzal el pasto al ganado vacuno y a cambio defender la construcción de un campo de golf "rústico"...
ResponderEliminarSon imágenes con fuerza que nos ponen frente al animal... como en San Fermín, pero con el valor de reflejar una tradición que se puede perder
ResponderEliminarGracias Alvaro!
ResponderEliminarLos que vivimos por estos lares, ahora Parque Nacional, vemos el trabajo de vaqueros y gentes de campo día tras día. Debemos aprender y agradecer las labores de conservación que realizan, así como respetar sus cercados y muros de piedra, que es su principal queja.
ResponderEliminarHabitualmente me paro a charlar con ellos, ayudándonos mutuamente a romper nuestros silencios frutos de la soledad.
Aprendo todos los días donde nace aquel regato, donde siguen las vacas, donde estar a la fresca y trato de ayudarles siempre que puedo como cuando el ganado se escapa o lo he visto en un lugar apartado.
Yo llevo otros "ritmos" fruto de mis actividades de ocio trail running, montainbike o escalada, pero gracias a sus vacas los prados se limpian y los caminos majadas y veredas permanecen transitables.
Gracias a ellos y a ti por tu reportaje
Muchas gracias por tus sinceras reflexiones. Ya me gustaría ver más gente que piensan como tú en el campo, en la sierra...
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