Cuántas veces hemos dicho y oído que las mejores luces se encuentran en el otoño, en la primavera o incluso en los cortos días del invierno donde sí que es cierto que la calidad de la iluminación oblicua es incuestionable. Parece sin embargo que el verano no nos inspira y lo discriminamos debido a su luz directa, muy dura que tan poco favorece nuestra imágenes.
Sin embargo, con una buena planificación y orientación, y cómo no, con ganas de madrugar podemos llegar a registrar hermosas imágenes en color o en blanco y negro. Será necesario buscar una buena ubicación, un detalle que nos sorprenda y uno de esos días adecuados en los que desciende la temperatura y el viento parece limpiar la insistente calima. Estos son algunos ejemplos de "fotos veraniegas", y porqué no?
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