GUADARRAMA, EL NACIMIENTO DE UN PARQUE NACIONAL

Esta mañana, cuando circulaba al lado del embalse de Navacerrada no pude resistir la tentación de parar y fotografiar, una vez más, el espectáculo que ofrecen la Maliciosa y el Alto de las Guarramillas, entre cúmulos que van y vienen, ocultando el tridente de antenas de la mal llamada Bola del Mundo cuyo perfil se asemeja al cohete de un cómic de Tintín.

Es entonces cuando he recordado que hoy se votaba en el Congreso la aprobación del Parque Nacional de las Cumbres del Guadarrama. Las antenas de Bola me hacen reflexionar sobre las instalaciones que sobran en esta sierra y sobre los enclaves naturales que faltan por incluir dentro de este parque nacional: pinares de Valsaín en la vertiente segoviana, pinares de los Belgas, robledales y abedular de Canencia en el valle del Lozoya, dehesa de Somosierra, zona de Abantos...

Sin embargo, hoy que se celebra el día de la felicidad, soy feliz de presenciar el nacimiento de un nuevo parque nacional. Como dice Eduardo Martínez de Pisón, geógrafo y escritor, Premio Nacional de Medio Ambiente, es una oportunidad que no se debe perder y debe servir como punto de partida para mejorarlo. 

Efectivamente, este parque nacional ha nacido pequeño, pero con cuidados y dedicación podremos, algún día, ser testigos de su crecimiento y mayoría de edad. Un día en el que esté integrada la zona periférica de protección, que incluya el piedemonte que es realmente donde nace una montaña. Seguramente entonces pare de nuevo al lado del embalse de Navacerrada y contemple la cima de una montaña en su estado puro, libre de antenas y del nombre que ha tenido que adoptar durante décadas: la Bola del Mundo volverá a conocerse por el Alto de las Guarramillas y el parque nacional será mucho más que una cadena de cumbres...