Tengo la suerte de vivir en las cercanías de la Sierra de Guadarrama. Cada vez que llevo por la mañana a mi hijo al colegio no puedo dejar de mirar a las altas cumbres que nos rodean. Ahora en invierno, aún más atractivas, siento cómo su llamada retumba en mis oídos y recuerdo entonces un proverbio tibetano: "Quien ha escuchado alguna vez la voz de las montañas, nunca la podrá olvidar".
No sé realmente cómo nos atraen tanto las alturas, está claro que siempre que subimos buscamos algo por ahí arriba. después de todo quizás sea cierta esta frase célebre de Edmund Hillary, el primero en llegar a la cima del Everest y bajar para contarlo, cuando dijo que "no conquistamos las montañas, sino a nosotros mismos"...